viernes, 12 de octubre de 2012

LOS EJERCITOS, EL FUEGO Y EL AGUA




Afortunadamente, no he sido testigo directo de ninguna guerra, pero sí, a través de los medios de comunicación, de otras innumerables y devastadoras que parecen no terminar nunca, principalmente en las zonas más empobrecidas del planeta.
No nos atacan los ejércitos enemigos, ni tampoco parecemos dispuestos a enfrentarnos unos contra otros en una contienda fraticida, por más que las calles se llenen de indignados y las autoridades ordenen una represión desproporcionada de los manifestantes, o que algunas voces susurren nostálgicas el papel del Ejercito para salvaguarda de la Patria. Lo que el pueblo quiere, hoy y siempre, es vivir, por más que haya quienes han hecho un negocio de la guerra.
Y sin embargo, paisajes desolados por las catástrofes, ruina, dolor y muerte no es algo ajeno a nuestra realidad. Hace poco fue el fuego, hoy es el agua. ¿Qué estamos haciendo ante esto? Como ya escribí en el momento en el que los incendios arrasaban nuestros bosques y nuestros campos y dejaban en la ruina a muchas personas que perdieron sus casas, sus tierras de cultivo y sus ganados, hoy ocurre lo mismo a causa de las inundaciones. Y otra vez más no cabe el fatalismo resignado, sino la autocrítica comprometida. La Naturaleza es digna de respeto, incluso de veneración. Pero debemos aspirar a que sea nuestra aliada, de hecho lo es. Sólo hay que poner todos nuestros medios, la ciencia y la técnica, para cuidarla y guiarla. Cuánta ruina se podría evitar cuidando nuestros bosques, limpiándolos y vigilándolos continuamente; y lo mismo ocurriría con nuestros ríos, nuestros cauces secos con memoria de torrentes, nuestras ramblas abandonadas y convertidas en escombreras y tantos y tantos diques cortando el paso del agua dormida; y el olvido de  las autoridades que permiten la construcción de viviendas en zonas inundables. Y cuántos puestos de trabajos de guardianes de nuestras tierras y nuestros ríos, y de investigadores para prevenir las catástrofes. Ejércitos para la vida, soldados que no empuñaran armas contra otros hombres sino que emplearan toda su fuerza para domar a una Naturaleza de la que vivimos. Industrias punteras, sí, pero a favor de los hombre. Trabajo no les faltaría. Lamentablemente, hoy por hoy los echamos en falta.


Hoy, 12 de octubre, día de los desfiles militares, hombres y mujeres de nuestra Patria sufren y lloran el desastre. Sentir con ellos, ese es el verdadero patriotismo.

Imagen: elmundo.es

1 comentario:

  1. Dolores tendria usted que dar mas propaganda a esto que acaba de escribir

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