sábado, 28 de noviembre de 2015

Que Manuela Carmena no sea feliz dice mucho a su favor.


Se ha comentado mucho las declaraciones de Manuela Carmena a Maruja Torres en las que manifestaba no sentirse feliz, y se le ha criticado por ello. Sin embargo, en mi opinión, esas declaraciones dicen mucho a su favor.
Es evidente que el ejercicio de la política supone internarse en un terreno pantanoso, donde la corrupción y el engaño son elementos habituales. Es normal que las personas que acometen el ejercicio político habiendo asimilado o habiendo sido asimiladas por estos contravalores se sientan cómodas, como peces en el agua        ( aunque el agua sea fango), y deseen perpetuar su estancia en esos parajes. Por eso tampoco debe sorprender que personas que aceptan el ejercicio de la política como un servicio transitorio al Bien Común se sientan incómodas e incluso infelices. Debemos sentirnos esperanzados al saber que algunas personas no son felices en política y están deseando terminar su tarea, tarea que aceptan por un compromiso social. 
Ojalá cada vez haya más hombres y mujeres políticos infelices.

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