lunes, 11 de enero de 2016

Cuanto más oscura sea la caverna, más debemos velar para que no se apague el fuego.

Cuanto más oscura sea la caverna, más debemos velar para que no se apague el fuego. El fuego de la razón, el entendimiento y la concordia; de la compasión y la solidaridad, de la fraternidad universal y el respeto a la dignidad de todas las personas. Frente a la barbarie y los enfrentamientos viscerales, las bombas que se arrojan contra personas indefensas, o las que se prueban bajo tierra y cuya capacidad destructora se aplaude con orgullo; frente a la indiferencia ante tanto sufrimiento insoportable de tantos hombres y mujeres despojados de todo; frente a tantos –ismos enfrentados (¡españolismo, catalanismo!). Frente a ese lobo que despierta en las noches oscuras de la Historia, nuestro principal deber es velar porque no se apague el fuego.

Imagen: Miguel Gil

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