Frente al desengaño actual respecto a los políticos y a la degeneración del sistema democrático, existe el peligro de tropezar en errores pasados, como el nacionalcatolicismo o el nazismo, o en el extremo opuesto las terribles limitaciones de la libertad individual a las que llevaron movimientos que nacieron llenos de entusiasmo y sueños de utopía. Este peligro es real porque aunque las formas de gobierno democráticas, con periodos limitados de ejercicio de poder, son las que mejor pueden evitar la corrupción que acecha en el ejercicio de dicho poder, también es cierto que la democracia presenta innumerables fallos y que en muchos casos nos encontramos con democracias enfermas o falsas. Sin embargo creo firmemente que la Humanidad no debe repetir errores pasados sino mirar hacia adelante e inventar el futuro.
Hoy, más que nunca, son necesarios líderes universales que aúnen a todos los hombres de buena voluntad. Hombres fuertes y lúcidos, capaces de seguir creyendo y luchando por la Utopía con la que el hombre soñó desde hace siglos, por un mundo nuevo que está por llegar. Pienso que aún hay tiempo para la esperanza. Basta con imaginar que podría ocurrir si toda la potencialidad de bondad que existe en los seres humanos brotase y empujase a la Humanidad en una misma dirección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario