La llave que abre la puerta está dentro. Cuando reaccionamos ante cualquier tipo de agresión que nos llega de los otros reproduciendo y dejándonos atrapar por lo negativo que percibimos en ellos, es cuando realmente quedamos atrapados por el mismo mal. Cuando, por el contrario, buscamos en nuestro interior la respuesta que nos hace mejor persona, nos liberamos y nos expandimos, como expansivo es el Bien. No excluye esto aprender a defendernos, pero sin prisas, sin miedo y sin rencor. El Bien siempre vence, sólo perdemos si renunciamos a obrar con conocimiento y bondad y nos dejamos arrastrar por el mal: y esto depende de cada uno de nosotros, es nuestra libre opción. No hay excusa. Y cada vez que optamos por el Bien no sólo nos liberamos y enriquecemos a nosotros mismos, sino que también hacemos posible la expansión del Bien a los que nos rodean, incluso a aquellos que pretenden dañarnos.
domingo, 21 de agosto de 2011
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