lunes, 9 de septiembre de 2013
CARGARÁN CON LA RESPONSABILIDAD
En los primeros días de agosto saltó a los medios la noticia: Bruselas apoya bajar los salarios el 10% en España como pide el FMI “Los que lo rechacen cargarán con la responsabilidad”, dice Rehn, vicepresidente de la Comisión Europea y Responsable de asuntos Económicos.
Disminuir salarios se plantea como la solución sin alternativas por los responsables del sistema económico actual. Puede resultar comprensible, en un momento de globalización en el que nos encontramos con la situación de esclavitud de los obreros en fábricas y talleres en China o en Bangladehs, por ejemplo. Es una deducción lógica: si queremos competir con estos países tenemos que aceptar esta degradación de la situación de los trabajadores. Y en este contexto, resuena la frase del responsable de asuntos económicos.
Desde luego que todos cargamos con nuestra responsabilidad, pero la pregunta es de qué tenemos que responder. ¿De la economía de mercado? ¿O de la dignidad de las personas?
“La dignidad es el mayor de los valores….Immanuel Kant decía que la dignidad sólo puede preservarse en el roce diario entre las personas siempre y cuando nos veamos unos a otros y nos tratemos como personas equivalentes…No debemos nunca instrumentalizar a las otras personas ni utilizarlas para alcanzar los fines propios…” cita Christian Felber en su libro “La economía del bien común”.
Sí, somos responsables de la situación económica, pero sobre todo, somos responsables de la dignidad de las personas. Y no se puede tratar a los trabajadores como una masa sin dignidad al servicio de la economía en abstracto, o lo que es peor, de una élite de privilegiados.
En la sociedad capitalista nos han educado para consumir salvajemente; es sorprendente lo fácil que es avivar el deseo consumista en las personas, basta con despertar algunos cuantos sentimientos como la envidia o la vanidad. Sorprende, por ejemplo, la sed consumista de los jóvenes chinos que parece haber borrado los años de educación comunista. Por eso es inaceptable y cruel que en estos momentos se predique una reducción del poder adquisitivo de los trabajadores, y un deterioro de sus condiciones laborales, como solución a la crisis económica.
No soy economista, reconozco mi ignorancia en esta materia, pero sé sumar dos y dos. Y esta suma me dice que un crecimiento sin límites lleva al colapso, al agotamiento de la naturaleza, que sólo se mantiene en un frágil equilibrio por la explotación de la mayoría a manos de un grupo cada vez más reducido de privilegiados. Y que esto no es aceptable, que atenta contra la dignidad de los seres humanos.
“ Cada vez más personas son incapaces de encontrar sentido a otra cosa que no sea ganar dinero y consumir porque cada vez son más ajenas a sus deseos reales, a sus ideales…”afirma Christian Felber proponiendo la Economía del Bien Común como alternativa. Se trataría de dar un giro al timón de 180 grados. No son pocos los que lo critican y lo tachan de utópico, a él y a todos los que buscan una alternativa. Se empecinan en que no hay otra solución más que seguir por el mismo camino, cueste lo que cueste, y nos amedrantan con cargar con la responsabilidad del desastre si no aceptamos seguir el rumbo que nos marcan.
Cuando todos los trabajadores duerman encadenados a una máquina de coser, o en talleres en ruinas que se desploman sobre ellos pero que reportan grandes beneficios a empresas que consiguen así ser competitivas, cuando ni el aire, ni el agua, ni la tierra sean saludables para nuestros hijos ¿de quién será la responsabilidad?
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