lunes, 23 de septiembre de 2013

GRACIAS, HERMANO FRANCISCO

Gracias, hermano Francisco, por devolvernos la esperanza. Gracias por reconocerte pecador, por señalar como Jesús que sólo Dios es bueno. Gracias por poner en el centro al hombre y la mujer, en igual plano, y la dignidad de la persona; por respetar las diferencias y no condenar a nadie por ellas. Gracias por anunciarnos a Jesús, y su palabra regeneradora: aquellas palabras de las bienaventuranzas, de la parábola del buen samaritano o del juicio final en el que se nos preguntará si nos compadecimos de los que sufren y actuamos en consecuencia. Gracias por devolvernos la esperanza a tantos hombres y mujeres que, con todas nuestras limitaciones, nos esforzamos por vivir lo que Jesús nos enseñó. Gracias por confesar ingenuamente que no eres de derechas, y entiendo que te refieres a poner el dinero y el beneficio por encima del ser humano. No podéis servir a Dios y al dinero, nos decía el Evangelio de ayer. Jesús les salió respondón a los escribas y fariseos y sumos sacerdotes de su tiempo, y tú, querido hermano, les has salido respondón a los grandes y poderosos que tantas veces han secuestrado a la Iglesia para conseguir sus fines y a aquellos miembros de la Iglesia que aceptan este secuestro por mantener sus privilegios. Desde mi tierra, te doy las gracias. Porque lloré cuando personas desamparadas se refugiaron en la catedral de Madrid para pedir el respaldo de la Iglesia, y la Iglesia recurrió a las autoridades que enviaron a un número increíble de policías armados que llenaron el templo y desalojaron a los pobres. Quizás has emprendido un duro camino, caminamos como ovejas entre lobos, el poder del dinero es tremendo y la maldad del ser humano puede ser espantosa. Pero es el camino que Jesús anduvo, el camino que queremos seguir los que creemos en él. Quizás perdamos nuestros privilegios, quizás ya no seamos el socio complaciente y útil de los poderosos, pero nuestra fuerza está en el Dios que Jesús nos anunció. Gracias, Papa Francisco, por caminar a nuestro lado y devolvernos la esperanza.

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