Cuando termine la pandemia del COVID19 deberíamos haber aprendido la lección para superar el examen de la supervivencia.
Esta crisis debería enseñarnos que somos una especie capaz de cuidar de los demás, no solo de los individuos de nuestra especie, sino de toda la Naturaleza. Los cuidados deberían ser el centro de nuestra actividad, pero nos han pervertido para hacernos individuos orientados a producir y consumir en una escalada enloquecida de crecimiento sin límites. No hace falta explicar a donde nos conduce esta perversión, y es evidente la urgencia de una auténtica desescalada .
Hemos fabricado una bomba y nos hemos sentado encima. Hay que desmontarla con mucho cuidado pero urgentemente. Todo el sistema económico debe reconvertirse en un sistema de cuidados y disfrute de la vida, de convivir con nuestros semejantes sin el lastre de la competencia brutal que pervierte las relaciones humanas. Cuidar y disfrutar de nuestros niño, cuidar y acompañar a nuestros enfermos, a nuestros ancianos. Disfrutar del arte, de su contemplación y creación. Gozar de la naturaleza, de su contemplación y cuidado. Disfrutar pensando, investigando, descubriendo, compartiendo. Y educar a nuestros niños y a nuestros jóvenes para esta nueva era "postpandemia"
Hay muchas inercias creadas, muchos intereses por volver a lo de siempre, muchas perspectivas cortoplacistas. Pero somos capaces de cambiar, de prever las consecuencias de nuestras acciones actuales, de inventar el futuro. Los que manejan los hilos por su poder y riqueza están equivocados por intentar mantener lo establecido, ellos son también parte de la especie. Solo nos salvaremos juntas.
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