En tiempo de crisis, de impotencia y desesperación, de miedo y rabia, vuelvo a repetirme las palabras que Victor E. Frankl escribió después de experimentar una de las situaciones más atroces que podemos imaginar, prisionero en cuatro campos de concentración, incluyendo Auschwitz.
Foto: Mateo Quiros
“Tenemos que aprender por nosotros mismos y, después, enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros. Tenemos que dejar de hacernos preguntas sobre el significado de la vida y, en vez de ello, pensar en nosotros como en seres a quienes la vida les inquiriera continua e incesantemente. Nuestra contestación tiene que estar hecha no de palabras ni tampoco de meditación, sino de una conducta y una actuación rectas. En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna a cada persona"
Victor E. Frankl, El hombre en busca de sentido.
Es tiempo para la madurez: yo soy responsable de mi vida y de la vida de los demás. Papá y mamá no van al volante, soy yo. Existen los políticos, tienen que existir, pero en realidad no son los protagonistas de la historia. Los protagonistas somos la gente, la que se levanta cada mañana para hacer posible la vida.
Es tiempo de esperanza, pero no la esperanza como un pensamiento o un sentimiento, sino como una acción que puede cambiar el futuro. No es tiempo de pensar y decir "todo va a ir bien", es tiempo de hacer cada una lo que está en nuestra mano para que sea así: cuidándonos para no saturar a los que nos cuidan, cuidando a los que viven con nosotros, alegrando y embelleciendo nuestro hogar, nuestro barrio, haciendo nuestro trabajo, ayudando a los que trabajan para nosotras, a las pequeñas empresas y comercios de nuestro barrio para que la vida siga, estudiando, informándonos, aprendiendo, compartiendo.
Es tiempo de quedarse en casa, pero de salir de nosotras mismas, de sentirse parte de un proyecto común, el proyecto de la vida. Cada una podrá aportar algo valioso, hagámoslo. No te sientes a llorar, levántate, únete a tu equipo, grande o pequeño, piensa en lo que el mañana espera de nosotras, y hazlo.
Y no te olvide de disfrutar de los que la vida te ofrece, pequeños placeres que se esconden en cada rincón del día.