Una nueva publicación, esta vez a cuatro manos con mi hija Nuria Gómez Vendrell como ilustradora. Un breve relato en clave de humor, desde el punto de vista de un perro. ¿Nos ponemos en su piel?
"Desde
el primer día he estado deseando conocer a los chuchos españoles. Me acordaba
de Rufo, tan morenazo y con esos ojos negros tan brillantes, y no como el
chucho llorica del avión (creo que era inglés, y no lo digo por prejuicios,
sino porque se llamaba Roland). Cuando mami Val me ha puesto la correa me ha
dado un ataque de nervios y he salido tirando de ella. ¡Que calorcito hace en
España! Ni siquiera me ha puesto mi trajecito rosa, con su capucha terminada en
una pequeña borla. Me sienta muy bien, pero me he tenido que conformar con que
me cepillara bien el pelo alborotado.
El
parque estaba lleno de chuchos, yo he intentado guardar las distancias, marcar
mi terreno de damita irlandesa. Además no sabía muy bien cómo iba a manejarme
en medio de los españoles. El primer día he intentado ver, oír y callar,
saludar educadamente con un gruñidito, y poco más. De olisquear, nada.
Para
mi sorpresa, ni uno solo era como Rufo. Flacos, altos, gordos, peludos, grises,
marrones, blancos, y alguno negro, pero ni mucho menos como Rufo. Los había con
pinta de malotes como él, pero otros miedosos y torpes como el chucho del
avión. ¡Vaya sorpresa! Todos eran diferentes, no había dos iguales".
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