Cuando nos acercamos al otro y el enfoque de nuestra mirada es empatía y respeto, siempre descubrimos a un semejante por encima de cualquier diferencia. Este modo de considerar a los demás tiende puentes por los que se transita hacia el encuentro. El dolor del otro es nuestro dolor, su felicidad nos hace felices, sus diferencias nos enriquecen: sentir así es la base de la justicia y la paz, de un mundo donde los derechos de los seres humanos sean respetados. Sólo este cambio de perspectiva hará que sea posible salir de la crisis con dignidad.
Dijo Jesús que los limpios de corazón verán a Dios: una conciencia limpia de soberbia y egoismo descubrirá a Dios, y lo descubrirá en todo lo que le rodea. Lo descubrirá en todos los seres humanos, no en una nube o encima de una roca, y esta visión lo impulsará a dar los pasos necesarios para cambiar la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario