Son las seis de la mañana y
Alcorcón parece dormir. O esperar despertar después de la pesadilla: una ciudad
donde la basura se amontona, donde no hay diálogo ni se cumple lo pactado,
donde se expulsa de los plenos a los vecinos que levantan la voz, donde el
Alcalde decide terminar una huelga contratando a una empresa privada escoltada
por la policía. Todo pagado por todos los vecinos. Alcalde, empresa privada y
policía.
Esperando despertar, esperando
que la solidaridad sea el motor de toda acción, la justicia y la honradez sin
tapujos la llave que abra la puerta (la puerta y las ventanas, que se sacudan
las alfombras y se airee la casa de todas), y la lucha pacífica el camino.
Que despierte la razón dormida,
el valor de la palabra y el diálogo, la paciencia para argumentar y escuchar el
argumento de los otros, y para consensuar leyes justas iguales para todas que
se cumplan: nadie por encima de la ley, ni alcalde ni vecino. Y la ley al
servicio de los derechos fundamentales de las personas.
Ojalá amanezca y despertemos de
esta pesadilla
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