Las elecciones
municipales de 2015 y el fenómeno “Ganemos….” es una oportunidad única para
cambiar la forma de hacer política.
En primer
lugar, porque a pesar de que su carácter local puede hacer pensar que las
municipales son de menor importancia que las elecciones generales, en las
elecciones municipales tienen mayor incidencia las personas, especialmente en
municipios pequeños, y esto es fundamental para la regeneración de la política.
En las municipales se señalan los problemas de los vecinos y vecinas y se
proponen los programas de los distintos partidos y las personas que los
llevarán a cabo. Más que ideologías son
realidades. Problemas y sus soluciones, y sobre todo, personas. En las municipales
se da lo mejor de la política: la proximidad entre el hombre o la mujer que va
a ejercer la función política y sus vecinos y vecinas.
Los políticos se comportan con demasiada frecuencia en los periodos
electorales como charlatanes de feria que venden crecepelos en las plazas, y
como pavos reales que extienden sus colas presentándose como los salvadores del
pueblo. Pero no: el pueblo se salva el mismo, se salva por los hombres y
mujeres honrados que trabajan cada día y hacen que el mundo siga girando, los
panaderos, los conductores del metro y autobús, los barrenderos, los
jardineros, las maestras, los enfermeros, las doctoras, las ingenieras, los
peluqueros, los músicos, las pintoras, los obreros, las empresarias, las
personas que cuidan a los niños y a los ancianos, los cocineros…tantas y tantas
personas que de modos tan diferentes ganan su vida y prestan un servicio a la
comunidad. Y a esa gente hay que respetarla, representarla y mirar por sus
intereses. El político no debe ser más que un interino que dedica parte de su
tiempo, de su vida, al bien general de sus vecinos y vecinas.
Además, no
basta con hacer que el péndulo se incline a derecha o izquierda, o con “echar”
a los que tienen el poder. Se está poniendo el acento en el dinero, en la
limitación de los sueldos, y eso está bien. Pero la raíz es el poder, y la
degeneración está en el abuso de ese poder. Este abuso de poder se ha dado en
partidos de derecha y de izquierda. Se trata, por consiguiente, de inventar sin
miedo una forma nueva de hacer política. Si el ser humano fue capaz de inventar
la rueda, el fuego, el leguaje ¿no será capaz de superar modelos caducos,
reciclar todo lo bueno que pudieran tener, e inventar el futuro?
Las
municipales serán el mejor laboratorio para la creación de esta nueva vacuna
que sane a la política de la peste: el abuso de poder y su utilización para
el propio provecho. Y Ganemos nuestra ciudad, puede ser una buena formula.
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