En lógica, y en matemáticas hay fórmulas
sencillas y fundamentales:
A (causa) B(efecto)
A+= B+
A- = B-
A y B son factores esenciales.
Existen también factores accidentales: C,
D...
En botánica:
La semilla está en el origen de la raíz
(A) y da origen a la planta: tronco, hojas, flores y frutos (B)
Si A saludable, beneficiosa, B saludable,
beneficiosa.
Si B venenosa, nociva, B venenosa, nociva.
A y B son factores esenciales.
Existen también factores accidentales:
adornos, adherencias.(C, D..)
Pues bien, apliquemos esta fórmula al
comportamiento humano, individual y social. Por ejemplo, a la situación
política actual de nuestro país:
(A)¿Cuáles son las motivaciones, los
valores que mueven a nuestros políticos?
Generosidad, compromiso con el Bien Común
de la ciudadanía, con la justicia social, la solidaridad, la responsabilidad, la
participación democrática; o la ambición, la soberbia, la prepotencia.
(B)¿Cuáles son los efectos: sus acciones?
¿Repercuten en el Bien Común de la
ciudadanía o en su posicionamiento personal, en su riqueza, poder o prestigio?
(C)¿Cuáles son los factores accidentales?
Las palabras, los discursos, la
repercusión mediática: el humo sin brasa.
¿La actividad política se centra en actuar
por el Bien Común o en la palabrería y el espectáculo mediático?
Saquemos nuestras propias conclusiones.
Conozco a personas cabales, movidas por valores positivos que se esfuerzan y trabajan
por el bienestar de la ciudadanía, muchas veces sin aparecer en los primeros
planos de los medios de comunicación. Estas personas son verdaderas heroínas.
Pero por desgracia avanzan y se debaten en terreno cenagoso. Y a veces
sentimos enormes deseos de dar un puñetazo en la mesa y gritar “¡Basta ya!”
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