Construir una alternativa política no es tarea fácil. Hay muchas claves para ello, es preciso desmontar y desaprender muchos paradigmas que se han demostrado fracasados, aunque probablemente no en su totalidad sino en parte. Se trata de discernir con espíritu abierto y lo más objetivamente posible.
Entre las claves para la construcción de esta alternativa se encuentra el laicismo, y no se trata de un tema secundario.
Me gusta repasar la historia, no sólo la de los libros sino también las historias de la gente, la de mi vecina de un pequeño pueblo castellano que recuerda como a su padre la guardia civil le impedía trabajar en el campo el domingo y le obligaban a ir a misa; y la de mi otra vecina que no puede olvidar a su tío cura a quien fusilaron junto a la tapia del cementerio. Por eso considero tan importante el abordar el tema del laicismo como un factor de cohesión social y de superación de enfrentamientos seculares.
Para ello considero fundamental varios aspectos:
1º Dejar muy claro que el laicismo no supone en absoluto ningún tipo de persecución religiosa, que cualquier propuesta de laicismo va de la mano con el derecho fundamental de libertad religiosa.
2º En el siglo XXI, el siglo de las comunicaciones globales, el laicismo puede suponer un principio respetuoso con todas las creencias y promover la cohesión social. Sería de desear que este principio se aplicase de modo universal, como de modo universal se proclaman los derechos del hombre.
3º En nuestro país, donde el catolicismo ha sido en la práctica la religión oficial, nos encontramos hoy en día con creyentes de diversas religiones y con una buena parte de la población no creyente. El Estado debe actuar con el principio de equidad y no privilegiar a ningún grupo, respetando al mismo tiempo la libertad de opción de todos los ciudadanos. Por otra parte, la pérdida de privilegios dentro del marco de igualdad y libertad, es algo que ningún creyente debe temer, al contrario, debe alegrarse de ello por conseguir emanciparse de los poderes políticos.
4º No hay auténtica convivencia sin conocimiento objetivo de la realidad y la historia. Los tópicos, la ignorancia y el maniqueísmo son un grave obstáculo para la cohesión y la convivencia pacífica. Impresiona y repugna las guerras y las persecuciones religiosas, de unos y de otros, las iglesias quemadas, los Budas dinamitados en Afganistán, el destierro del Dalai Lama o la actual situación en el Tibet, por dar algunos ejemplos.
La religión es una opción personal que debe ser respetada, tanto la de los creyentes como la de los no creyentes. Es importante el conocimiento del hecho religioso, la historia de las religiones, con sus manifestaciones artísticas y culturales, con sus luces y sus sombras. El desconocimiento es una de los mayores escollos para la convivencia.
En mi opinión, los partidos políticos deben defender el laicismo. Y la Educación debe ser laica, según lo expuesto arriba. Pienso que la actual propuesta de Ley de Educación no acierta al incluir la Religión Católica como materia optativa a lo largo de toda la enseñanza no universitaria. Pienso que hay otras formulas, de las que hablaré en otras entrada.
por favor...la segunda parte
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