sábado, 9 de enero de 2016

Si Dios está con nosotros ¿quién estará contra nosotros?


He vuelto a oír la frase bíblica en labios de un coro infantil. No eran solo las voces de los niños sino también la expresión de sus ojos lo que me impresionó. Es una hermosa frase que puede infundir una enorme confianza, yo también he experimentado ese sentimiento más de una vez. Pero hoy siento la necesidad de profundizar en esas palabras, porque si pueden ser fundamento para la serenidad también lo pueden ser para el odio y la guerra, palabras para alentar a los guerreros en la batalla. Por desgracia, hoy somos testigos de hasta que punto puede la religión ser tomada como pretexto para enfrentamientos ya sean banales (pongamos el caso de la polémica interminable sobre la Cabalgata de Reyes de Madrid) o sangrientos como las guerras en nombre de Dios.

Hay en la frase tres núcleos: Dios-nosotros-los otros. Si estos tres núcleos se separan y se enfrentan, el resultado es el odio y la muerte; si se funden, el amor y la vida. El núcleo original es Dios, la afirmación positiva, el origen, el amor y la vida, incompatible con el enfrentamiento nosotros-los otros. Es el abrazo universal.

Pienso que esta reflexión, aun de carácter religioso, puede ser extrapolable a otra de carácter más amplio, espiritual o filosófico, incluso me atrevería a decir que no solo puede ser, sino que es importante que lo sea. Si no conseguimos esta amplitud de miras y el discernimiento suficiente para separar lo que nos diferencia (las tradiciones culturales y plurales) de lo esencial que nos une a todas en un núcleo común, estaremos abocadas al desastre.
Imagen.fieeranova.es

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