miércoles, 30 de septiembre de 2020

¿No es tiempo para estos versos?

 Prólogo en construcción para mi futuro poemario

Encuentro en el lenguaje poético el mejor canal para dejar fluir mi búsqueda de sentido a la vida. Lo he intentado antes con el ensayo, pero la imaginación y los sentimientos se expresan con mayor libertad en la poesía. Cada día soy más consciente de los límites de nuestro conocimiento, quizás al final solo nos queden nuestras canciones.


Foto: Mateo Quiros

El Universo nos asombra con su orden y belleza, infinitamente más allá de lo que una mente matemática y artística pudiese concebir. Del asombro nacen todas las preguntas, la atracción y el deseo de unión con el origen de toda belleza y sabiduría.

Escribo poesías religiosas, desde mi cultura cristiana, pero no para un grupo cultural o religioso selecto y exclusivo. La poesía y la religión pertenecen a todas las personas, a todas pueden ofrecer respuestas, y con esta intención estoy componiendo mi poemario.

La religión puede servir para adormecer, buscar un responsable de lo bueno o malo que ocurre fuera de nosotras mismas. A lo largo de la historia de la Humanidad vemos cómo ha sido secuestrada y utilizada mediante el temor como instrumento de dominación de unos hombres sobre otros: los hechiceros, los sacerdotes, los conocedores e intérpretes de los misterios, que la han usado como elemento identitario de su grupo para enfrentarlo a otros grupos de diferentes religiones.

Pero a pesar del fanatismo y la intolerancia en el que con frecuencia han desembocado las religiones, el sentimiento religioso como búsqueda de sentido se da en todos los hombres como algo innato. A lo largo de la historia este sentimiento eclosiona en toda su grandeza en grandes catalizadores: Buda, Jesús, Mahoma. Todos tienen en común el amor a Dios y el impulso a la unión con él y la compasión y el amor hacia los demás.

martes, 22 de septiembre de 2020

"Madrid" no existe, ni "Cataluña".

 "Madrid" no existe, ni "Cataluña"

No existe un ente llamado "Madrid", ni "Cataluña". Existen espacios, ciudades con ese nombre donde viven personas, individuos únicos e irrepetibles. Existen circunstancias (territorio, educación, alimentación, clima) que hacen que estos individuos adopten características especiales: idioma, ciertos hábitos, creencias. Pero hay que señalar que las personas no tienen raíces sino piernas y están en continuo movimiento. Así, una persona nacida en Andalucía o Extremadura, o China, puede trasladarse a Cataluña, Madrid o Roma, y viceversa. Cambiarán sus circunstancias, pero esencialmente será ese individuo único e irrepetible. No existe ningún factor que nos haga pensar que una persona nacida o que viva en un territorio sea mejor o peor que otra que viva o haya nacido en otro lugar.
Y luego existen los políticos, los que se olvidan que son personas e intentan aglutinar a aquellos (a quienes tendrían que representar y servir) para fomentar su orgullo nacionalista como pedestal para su propia grandeza y poder. Para ello usan poderosos medios, como la educación a todos los niveles, también en los medios de comunicación, y cada cual cuenta la historia a su manera de modo que aparezcan como héroes frente a los villanos. Esto se da no solo en los políticos, también en líderes religiosos.
Las consecuencias de fomentar este orgullo nacionalista, o religioso, o de cualquier tipo, terminan siendo violentas y destructivas. El único antídoto está en el sentimiento de pertenecer a una misma especie, el sentimiento y el anhelo de libertad, igualdad y fraternidad, que solo unidas son auténticas, y nos impulsan a construir puentes, casas comunes, sueños y felicidad.
Que los líderes se bajen de sus púlpitos y tribunas, que las personas despierten de esta farsa, y sean capaces de descubrir en el otro a un semejante diferente. Esto no se consigue a fuerza de leyes y decretos ni de la fuerza policial, tiene que nacer desde la conciencia personal.


miércoles, 16 de septiembre de 2020

Versos en tiempos de guerra (2)

 Lo que está sucediendo a nuestro alrededor no puede dejarnos indiferentes. La poesía me ayuda a plantarle cara. Comparto mis versos en tiempo de pandemia, por no desesperar, por no rendirme. Con la furia de la esperanza contra toda evidencia.






Tierras asoladas,

Pueblos devastados,

Donde ayer columpiaban sus hojas las ramas,

Cenizas amargas.

Odio espeso que oculta la luna,

Me abrasa la piel.

Alzo la mirada a la luna negra

Y le grito con ojos arrasados de lágrimas,

que más fuerte es el Bien.

Moción de censura

 No todos los políticos son iguales, pero el ejercicio de la política y el poder acaba corrompiendo a muchos.

Los políticos se rodean de asesores afines, muchas veces palmeros y aduladores y no siempre los más competentes y honestos. Esto da origen a un aparato pesado al servicio de los intereses del partido y de sus integrantes, no al servicio del Bien Común.

 Es imprescindible un código ético riguroso y un control de su cumplimiento para que la política esté al servicio del Bien Común. Esto no se da y así nos encontramos con un panorama desolador. 

El código ético debe exigir al servidor público verdad, bondad y utilidad:

Verdad: no disfrazando la realidad, reconociendo los errores y las prácticas deshonestas de cada uno y de los integrantes del propio partido, y al mismo tiempo reconociendo y valorando los aciertos del contrario.

Bondad: buscar el Bien de la gente, soluciones a sus problemas.

Utilidad: al servicio de la gente. Conviene no olvidar que la gente no vive del espectáculo de los debates políticos, de lo graciosillo, ocurrente o mordaz que pueda ser el orador, ni de ideas, sino de realidades: trabajo, techo, alimento, educación, sanidad, ocio, cuidados son las realidades que hay que encarar y los problemas que hay que solucionar, en un marco de justicia social.

En estos momentos se están planteando Mociones de Censura: en la Comunidad de Madrid contra la gestión de la Presidenta Isabel Diaz Ayuso, y en el Parlamento contra el Presidente Pedro Sánchez.

Se trata de un mecanismo que puede ser necesario y útil. Pero lo importante es ajustarse a los principios del código ético en su planteamiento y sobre todo presentar una alternativa rigurosa, estudiada y que suponga una solución a los graves problemas de la gente. Si la moción se limita a una lluvia de insultos y descalificaciones apelando a sentimientos muchas veces de odio, sin una honesta y argumentada propuesta de soluciones prácticas y urgentes, será una vez más hacernos perder el tiempo.



Banderas

 Las banderas  nos identifican y señalan nuestra pertenencia a un grupo, y eso es consecuencia de nuestra naturaleza humana: somos seres sociales y necesitamos sentirnos parte de un grupo. El problema viene cuando nuestra bandera nos ciega y se contamina de arrogancia y desprecio a los que no se arropan con nuestros colores. La bondad o la maldad está en la motivación: cuando colgamos nuestras banderas "contra" los otros, las banderas se hacen instrumentos de enfrentamientos y odios. En un barrio tranquilo comienzan a aparecer banderas, y los vecinos comienzan a mirarse con recelo. Vecinos contra vecinos, barrios contra barrios, pueblos contra pueblos.

Ojalá un día toda las banderas se transformes en símbolos de diferentes formas y colores que reflejen la belleza y la diversidad de la especie humana, nunca en estandartes tras los cuales formen los soldados.

Ser parte de la Utopía

Deseo agradecer a todas las personas que compartieron conmigo un momento muy especial, la presentación de mi breve ensayo "Punto de e...