Prólogo en construcción para mi futuro poemario
Encuentro en el lenguaje poético el mejor canal para dejar
fluir mi búsqueda de sentido a la vida. Lo he intentado antes con el ensayo,
pero la imaginación y los sentimientos se expresan con mayor libertad en la
poesía. Cada día soy más consciente de los límites de nuestro conocimiento,
quizás al final solo nos queden nuestras canciones.
Foto: Mateo Quiros
El Universo nos asombra con su orden y belleza,
infinitamente más allá de lo que una mente matemática y artística pudiese
concebir. Del asombro nacen todas las preguntas, la atracción y el deseo de
unión con el origen de toda belleza y sabiduría.
Escribo poesías religiosas, desde mi cultura
cristiana, pero no para un grupo cultural o religioso selecto y exclusivo. La
poesía y la religión pertenecen a todas las personas, a todas pueden ofrecer
respuestas, y con esta intención estoy componiendo mi poemario.
La religión puede servir para adormecer, buscar un
responsable de lo bueno o malo que ocurre fuera de nosotras mismas. A lo largo
de la historia de la Humanidad vemos cómo ha sido secuestrada y utilizada
mediante el temor como instrumento de dominación de unos hombres sobre otros:
los hechiceros, los sacerdotes, los conocedores e intérpretes de los misterios,
que la han usado como elemento identitario de su grupo para enfrentarlo a otros
grupos de diferentes religiones.
Pero a pesar del fanatismo y la intolerancia en el que
con frecuencia han desembocado las religiones, el sentimiento religioso como
búsqueda de sentido se da en todos los hombres como algo innato. A lo largo de
la historia este sentimiento eclosiona en toda su grandeza en grandes
catalizadores: Buda, Jesús, Mahoma. Todos tienen en común el amor a Dios y el
impulso a la unión con él y la compasión y el amor hacia los demás.