Las lágrimas de Abdú, tristeza inmensa. La pobreza cincelada en la cara y en la piel. La fatiga del largo camino desde Senegal por el desierto. Marruecos, el mar, la angustia por el hermano que no encuentra, la pena desgarradora, el pensamiento en la mujer, la abuela allá en Senegal a quien no podrá ayudar. Y la vuelta a Marruecos, a mal vivir, a masticar la arena de los días sin futuro.
Abdú, miles, infinitos con los pies ardiendo sobre la arena del desierto, helados en el mar negro. ¿De dónde vienes? De lo profundo de la historia de nuestra indignidad, de un sistema que hemos construido transformando a los seres humanos en mercancias, en moneda barata que pasa de mano en mano.
¿Qué hemos hecho? ¿O qué hemos dejado de hacer?
Rabia, vergüenza, dolor. ¿Nos despertaremos de esta pesadilla antes de que sea demasiado tarde? Antes de que perdamos la última brizna de humanidad para transformarnos en fieras.
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