Hay puntos sin retorno, y hay momentos de rectificar y volver a la casilla de salida.
Hoy la Plaza de Colón se llena de banderas de mi país, pero no en mi nombre. Porque defiendo la igualdad y la justicia, pero también la fraternidad y el respeto a las diferencias, y creo en la fuerza de la palabra, el diálogo y la razón por encima de la de los tanques y la cárcel. Y esto vale para todos, porque enemigos del entendimiento los hay en los dos lados de la mesa.
El empleo de la fuerza puede dar la impresión de una victoria, pero las victorias hijas de la imposición y la fuerza, del lado que sea, es el preludio de un nuevo enfrentamiento. De cada cabeza aplastada bajo la bota, nacerán mil que se rebelarán mañana.
La paz es fruto de un largo camino, el camino de toda la vida, por eso no estaré en Colón.
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