“Tenemos que aprender por nosotros mismos y, después, enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros. Tenemos que dejar de hacernos preguntas sobre el significado de la vida y, en vez de ello, pensar en nosotros como en seres a quienes la vida les inquiriera continua e incesantemente. Nuestra contestación tiene que estar hecha no de palabras ni tampoco de meditación, sino de una conducta y una actuación rectas. En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna a cada individuo”[1]
Cito arriba un párrafo de unos de los libros que más respuestas me ha ofrecido. Su autor Víctor E.Frankl, uno de los más famosos psicoterapeutas del siglo xx, llega a la conclusión de que la vida es digna de ser vivida, y su testimonio adquiere un valor incomparable cuando sabemos de los sufrimientos brutales que padeció en los campos de concentración nazis.
Las situaciones de crisis pueden provocar desesperación y derrotismo, sentimientos de impotencia y resignación, o bien la indiferencia que concentra toda su energía en salvaguardar su limitada parcela de bienestar. Pero también pueden despertar sentimientos de solidaridad y empatía, de responsabilidad vital y compromiso. A cada uno le tocará elegir. Aunque pensemos que nuestra aportación es insignificante y que no podemos esperar grandes logros con nuestras acciones, es nuestra respuesta positiva lo que la vida nos requiere, y cada una de nuestras respuestas son únicas e insustituibles. Y sólo estas respuestas positivas nos permitirán encarar nuestra propia existencia con la frente alta.
[1] Víctor E. Frankl El hombre en busca de sentido, Ed. Herder, 22ª edición, pag111
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esto esta vien ?¿
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