Algunos podrán haberse sentido indignados, incluso enfurecidos, ante la decisión de los jueces: los que se revuelven contra todo intento de despertar la memoria. Durante el juicio hemos oído algo de los relatos de las otras víctimas, las olvidadas, las acalladas, y siento en el viento el suspiro aliviado de la Humanidad. Un pequeño paso para la paz, la auténtica, la que se construye sobre la verdad, sobre el reconocimiento de que nadie es inocente, de que de un modo u otro a lo largo de la historia colectiva e individual, todos somos víctimas pero también verdugos.
Se rompe el círculo maldito, no a cañonazos, sino con la fuerza de la palabra. Y el ser humano muestra su más hermoso rostro: no el del lobo sino el de la criatura racional, libre, creadora de las palabras. El ser social, que camina con los otros, que supera las enemistades enquistadas en el silencio vergonzoso, que lava el pasado y mira hacia el futuro con un único pronombre capaz de devolvernos la dignidad: “nosotros”.
me encanta este blog. ¿donde estaba ustes escondida?
ResponderEliminar