A lo largo de las siguientes entradas, quisiera compartir con vosotros lo que ya compartí con un grupo de personas de mi ciudad Alcorcón.
Cuando sufrimos, es muy difícil sentirse feliz. A lo largo de la vida, a todos nos toca, antes o después, y en esos momentos de poco nos sirven las palabras de consuelo. Pero sin embargo, el sufrimiento es un ingrediente de la felicidad. El sufrimiento de hoy puede ser el ingrediente clave de nuestra auténtica felicidad. Depende de cómo lo afrontemos. No somos dueños del sufrimiento que se nos va presentando en la vida, pero sí de lo que hagamos con él. Y cuando miramos hacia atrás en el tiempo, lo comprendemos: que de los peores momentos, de los más duros y difíciles, podemos sacar lo mejor de nuestra existencia y lo mejor de nosotros mismos. Todo en la vida es una oportunidad única, un regalo, si sabemos aprovecharlo.
Ante el dolor se pueden dar dos respuestas distintas: la desesperación y la rabia, o la serenidad al descubrir lo que realmente vale. Es el momento en el que el cielo se ilumina, como cuando apagamos nuestras pobres luces y quedamos deslumbrados por la luz de las estrellas. Es el momento en el que el nombre de Dios acaricia nuestros labios y sentimos que El está ahí, en nuestro dolor, sosteniéndonos..
imagen: http://www.aztecakl.org/
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