¿Eh? ¿Quién? ¿A mí me lo dicen? ¿Quién lo dice?
Sí, vivimos en continuo sobresalto, por lo difícil de la situación pero también, y en gran medida, porque en cualquier momento nos sentimos señalados por un dedo acusador, con más o menos cinismo, con más o menos diplomacia. El pueblo se lo grita a sus gobernantes, los gobernantes se lo gritan al pueblo, o se lo susurran (aunque a veces se les escapa una grosería como a la diputada Fabra, con su famoso ¡que se j…!)
Con gesto de maestra estilo Señorita Rotenmeyer, se lo espetan a los parados: que tendrán que ir a limpiar los bosques calcinados y si no…( y el dedo señala amenazante un castigo). ¿No hubiera sido más sensato, y mucho más económico, haber creado puestos de trabajo, puestos de operarios que cuidasen de nuestros bosques, puestos de vigilantes que velasen continuamente por nuestros árboles y evitasen el desastre? Pero ¿es que realmente les importan, nuestros bosques, nuestros árboles? ¿O se trata de señalar a esos parados? que no se piensen que se van a ir de rositas y van a estar cobrando así, sin más; y lo de limpiar bosques les va como anillo al dedo, pensarán.
Y ahora les toca a nuestros niños. A los más débiles, a los más desamparados. Pequeños árboles que arderán sin el cuidado de sus maestros y maestras. Son los alumnos de la educación compensatoria de la Comunidad de Madrid. Son casos anecdóticos, pensarán algunos que ni siquiera habrán oído hablar del asunto: se trata de los niños que pasan de la Enseñanza Primaria a Secundaria con un gran desfase, niños que apenas pueden soportar el peso de una vida que para la mayoría es un infierno por diversas causas familiares y sociales. Niños que desearían dormir, olvidar. “Pero ¿por qué fumas porros? ¿no sabes que arruinan tu salud, tu vida?” le pregunta mi amiga maestra a uno de ellos “Así no pienso”, responde. Mi amiga, y otros muchos como ella, han dedicado todos sus esfuerzos en abrir el horizonte de estos chicos y chicas, han luchado por ellos a corazón abierto, a veces contra el desánimo y el cansancio, pero siempre con la satisfacción de estar al lado de los más débiles y de sacarlos del infierno. Pues se acabó: a 31 de agosto la Comunidad de Madrid ha dado orden a los maestros y maestras de compensatoria de volver a las aulas convencionales, desplazando a los interinos que pasarán a engrosar el paro. De inmediato. Se acabó la Compensatoria, se acabó el cuento_ estarán pensando_ A trabajar. ¿Y esos niños? ¡Qué pregunta! Son carne de cañón ¿a quién importan? Y cuando el bosque arda, cuando pasen a engrosar el número de los delincuentes ¿se echará mano de los parados, como si se tratase de limpiar la basura de las calles?
Con todo mi cariño y mi admiración, a los educadores de Compensatoria y a sus alumnos.
Y este es el rescate que más urge: rescatar nuestra dignidad secuestrada. Por nuestros árboles. Por nuestros niños.
Y este es el rescate que más urge: rescatar nuestra dignidad secuestrada. Por nuestros árboles. Por nuestros niños.
imagen:lasendadelhayedo.blogspot.com
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