viernes, 21 de septiembre de 2012

"¡SOIS UNA PANDILLA DE MALEANTES!"

¿Eh? ¿Quién? ¿A mí me lo dicen? ¿Quién lo dice?
Sí, vivimos en continuo sobresalto, por lo difícil de la situación pero también, y en gran medida, porque en cualquier momento nos sentimos señalados por un dedo acusador, con más o menos cinismo, con más o menos diplomacia. El pueblo se lo grita a sus gobernantes, los gobernantes se lo gritan al pueblo, o se lo susurran (aunque a veces se les escapa una grosería como a la diputada Fabra, con su famoso ¡que se j…!)
Con gesto de maestra estilo Señorita Rotenmeyer, se lo espetan a los parados: que tendrán que ir a limpiar los bosques calcinados y si no…( y el dedo señala amenazante un castigo). ¿No hubiera sido más sensato, y mucho más económico, haber creado puestos de trabajo, puestos de operarios que cuidasen de nuestros bosques, puestos de vigilantes que velasen continuamente por nuestros árboles y evitasen el desastre? Pero ¿es que realmente les importan, nuestros bosques, nuestros árboles? ¿O se trata de señalar a esos parados? que no se piensen que se van a ir de rositas y van a estar cobrando así, sin más; y lo de limpiar bosques les va como anillo al dedo, pensarán.
Y ahora les toca a nuestros niños. A los más débiles, a los más desamparados. Pequeños árboles que arderán sin el cuidado de sus maestros y maestras. Son los alumnos de la educación compensatoria de la Comunidad de Madrid. Son casos anecdóticos, pensarán algunos que ni siquiera habrán oído hablar del asunto: se trata de los niños que pasan de la Enseñanza Primaria a Secundaria con un gran desfase, niños que apenas pueden soportar el peso de una vida que para la mayoría es un infierno por diversas causas familiares y sociales. Niños que desearían dormir, olvidar. “Pero ¿por qué fumas porros? ¿no sabes que  arruinan tu salud, tu vida?” le pregunta mi amiga maestra a uno de ellos “Así no pienso”, responde. Mi amiga, y otros muchos como ella, han dedicado todos sus esfuerzos en abrir el horizonte de estos chicos y chicas, han luchado por ellos a corazón abierto, a veces contra el desánimo y el cansancio, pero siempre con la satisfacción de estar al lado de los más débiles y de sacarlos del infierno. Pues se acabó: a 31 de agosto la Comunidad de Madrid ha dado orden a los maestros y maestras de compensatoria de volver a las aulas convencionales, desplazando a los interinos que pasarán a engrosar el paro. De inmediato. Se acabó la Compensatoria, se acabó el cuento_ estarán pensando_ A trabajar. ¿Y esos niños? ¡Qué pregunta! Son carne de cañón ¿a quién importan? Y cuando el bosque arda, cuando pasen a engrosar el número de los delincuentes ¿se echará mano de los parados, como si se tratase de limpiar la basura de las calles?
Con todo mi cariño y mi admiración, a los educadores de Compensatoria y a sus alumnos.
Y este es el rescate que más urge: rescatar nuestra dignidad secuestrada. Por nuestros árboles. Por nuestros niños.

imagen:lasendadelhayedo.blogspot.com

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