Las que hemos recorrido un buen trecho de camino, con la mochila llena de recuerdos del pasado, podemos mirar hacia la línea del horizonte, esa línea viva que baila al ritmo de nuestra ilusión y nuestras ganas de seguir caminando. Mujeres. niñas, madres, trabajadoras, profesionales, comprometidas, y ahora ya abuelas. Con los ojos abiertos al futuro rodeados de los surcos del pasado, con toda la fuerza de la ternura y tantas lecciones aprendidas de los caminos. Abuelas del siglo XXI, que cogen el testigo de las que fueron y se empeñan en mantener vivo el fuego para las que vendrán. Porque las que fueron siguen vivas en nuestra sangre, como nosotras seguiremos vivas cuando ya descansemos en el regazo de la tierra.
Y hoy, abuelas del siglo XXI, somos privilegiadas de poder caminar de la mano de las más jóvenes, hombro con hombro, escuchando, compartiendo, aprendiendo. Escuchando la música de la vida, el aliento que sopla y atraviesa las flautas, hoy orgullosas de declararnos las yayoflautas.
De la mano de nuestros compañeros, iguales entre pares. Hombres sin complejos.
Imagen: pickthebrain.com
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