martes, 12 de octubre de 2021

ESPAÑA NO DESCUBRIÓ AMÉRICA.

España no descubrió América. Y el 12 de octubre no puedo evitar sentir nostalgia por lo que hubiera podido significar si hace más de 5 siglos la hubiésemos descubierto.



Si hubiésemos descubierto la existencia de unos pueblos con una riqueza cultural distinta de la nuestra, si nos hubiésemos acercado con curiosidad, mente abierta y respeto, si nos hubiésemos intercambiado saberes y riquezas, hoy todos habríamos descubierto un nuevo mundo, pero llegamos con la soberbia y la prepotencia de las mentes cerradas e ignorantes, con la Cruz y la espada, arrasando y saqueando. Nos olvidamos que la cruz es ese instrumento de tortura donde los poderes políticos y religiosos de su época ejecutaron a Jesús de Nazaret, que anunciaba la fraternidad universal.

Nuestro pueblo no ha sido más tendente a sueños imperiales que otros, ni los hemos llevado a cabo con más crueldad, basta con pensar como actuó, por ejemplo, el Imperio Británico en Norteamérica. Y podemos poner muchos más ejemplos. No olvidamos tampoco que fuimos invadidos y tratados como pueblo ignorante y bárbaro por las tropas de un emperador megalómano, como todos, un tal Napoleón, y que nos defendimos con bravura.

No vamos a ser tampoco injustos con nosotros mismos y no reconocer lo positivo que aportamos en nuestras conquistas, como todos los viajeros del mundo, ni tampoco vamos a ignorar las lacras de otras culturas, como los sacrificios humanos de algunas culturas precolombinas, lacras que también se dieron en los orígenes de nuestra propia cultura, recordemos al anciano Abraham dispuesto a degollar a su propio hijo.

Hoy convivimos los hijos de aquellos pueblos indígenas y los hijos de los conquistadores. Después de tantos siglos, aún no hemos descubierto América. No hemos descubierto la maravillosa riqueza humana de todos los pueblos de la tierra. Hoy, 12 de octubre, me he despertado soñando, dispuesta a luchar por ese día en que descubramos la patria común de la Humanidad.

Vislumbramos, o soñamos, o anhelamos, ese mundo nuevo, y ponemos toda la fuerza, el corazón y el conocimiento de nuestra limitada existencia en construir esa nueva Humanidad de todos los pueblos, hermanados por encima de todas las diferencias.

Despierta, me dirán algunos. No está en la naturaleza humana ese modo de ser. Pues si no está, habrá que hacer que esté. 


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