“Un cielo lleno de estrellas, el océano azul tan grande como lo ves, una tierra en la que crecen las flores ¿Puedes desear algo más?
Debemos vivir juntos. Cada hermana, cada hermano. Hijos pequeños del arcoiris y de una tierra fértil.
Pero dile a todos los niños. Dile a tu padre, dile a tu madre, que esta es nuestra última oportunidad de compartir una esperanza, un mundo”
Esta es la traducción de la canción de Nielsen, que los noruegos han entonado blandiendo rosas contra el fanatismo y la locura, hoy encarnados en un hombre, Breivik, el asesino de Oslo. Es la canción que él odiaba, la canción que señalaba como un instrumento de adoctrinamiento marxista.
Se equivoca Breivik, porque esta canción y su mensaje es mucho más antiguo. Es la canción de la tierra y de sus amados hijos los seres humanos, es la canción de la fraternidad y la compasión cantada por los hombres que adoran a un único Dios, de Oriente a Occidente; es la canción que nos enseñó Jesús con sus palabras y su ejemplo. Y como si leyese en una bola de cristal, Nielse nos advierte que el tiempo se acaba, que la locura del integrismo se extiende como una plaga, y que quizás esta sea nuestra última oportunidad.
La imagen del pueblo noruego unido en una sola voz, cantando una canción infantil con un solo corazón, alienta la esperanza de que aún hay tiempo para la paz y la cordura.
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