Hemos crecido, pero no hemos evolucionado. Y es el momento de cambiar de rumbo: el crecimiento debe dejar de ser la meta, el objetivo del nuevo milenio debe ser la evolución. Nos jugamos mucho porque el crecimiento sin límites es insostenible.
Desde nuestros orígenes, hemos alimentado a un monstruo: la guerra. El progreso de la Humanidad ha ido parejo al progreso respecto a las armas: desde las primitivas lanzas de piedra hasta las actuales armas de destrucción masiva. Las armas daban el poder, y el poder daba el sustento, la riqueza. Con el paso de los siglos, con los avances técnicos y científicos, la esencia depredadora de nuestra especie se ha agudizado. Y hoy el dinero, el poder y la guerra se enseñorean de nuestras existencias.
Podemos seguir progresando, creciendo, incluso “superar” esta crisis (momentáneamente) para avanzar en la misma dirección: la próxima crisis será aún más profunda y global. O podemos sustituir el crecimiento por la evolución de nuestra especie, una evolución cuyo germen no lo estamos inventando hoy sino que viene abriéndose paso a través de los siglos. Lo mejor del ser humano ha emergido una y otra vez a través de movimientos y maestros (muchos pagaron con sus vidas, pero nos engrandecen) y se ha traducido en ideas, en palabras, en acciones: la libertad, la igualdad, la fraternidad, la unidad desde el respeto a la diversidad, el entendimiento, la fuerza de la razón y la palabra, el valor del trabajo como fuente de felicidad y corresponsabilidad, la democracia, la conciencia colectiva...la dignidad del ser humano. Frente al dinero, el poder y la guerra.
La evolución es una meta, un proceso. Cuantos más seamos, más fuertes seremos, cuantas menos concesiones hagamos, más coherentes seremos y mantendremos la esperanza a pesar de haber sido manipulados una y otra vez. Bacterias que regeneran el tejido de una especie enferma, termitas que se unen para construir desde las entrañas de la tierra un nuevo modo de existir, evolución frente al crecimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario