“En política, las formas son el
fondo”, cito lo que he oído más de una vez entre mis compañeros y compañeras de
EQUO. Cada día lo comprendo mejor y estoy más de acuerdo.
Desde los que ejercen el poder
político se pueden señalar objetivos pero el cómo se intentan alcanzar no es
algo accidental, sino que es la misma esencia que define el tipo de política
por el que se opta. Remediar la pobreza, por ejemplo, puede ser un objetivo
compartido por opciones muy distintas incluso opuestas, desde el modelo del
despotismo ilustrado, o los más diversos tipos de dictaduras.
¿Cuál deberían ser esas “formas”
que definen una alternativa real y nueva? Pienso que son las formas que definen
la auténtica democracia: la horizontalidad, la transparencia, la participación,
el respeto a las diferencias. Cultivar estas formas es semejante a preparar la
tierra en la que vamos a plantar nuestros árboles, nuestros proyectos. Todos
acabarán degenerando y dando frutos envenenados si la tierra no se ha renovado.
Las cosas no cambiarán si continuamos haciéndolas de la misma manera.
Pienso que EQUO, este partido
casi desconocido, tiene mucho que aportar, y no solo en su fondo, en su ecologismo,
en su equidad de género, en su política social; también en su
talante profundamente democrático, pionero en nuestro país.
Para Equo, las formas son el fondo.
Por eso, en cualquier confluencia en la que participe, defender la auténtica
democracia en las formas debería ser siempre una línea roja.
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