No nos quedemos calladas, no nos quedemos quietas, no nos quedemos resignadas. Hablemos, caminemos, luchemos.
No somos ingenuos, sabemos de Cumbres y grandes palabras, sabemos de pactos y alianzas, sabemos de intereses privados (ocultos o no tan ocultos) que mandan sobre el Bien Común de las personas y su hogar, nuestro planeta. Pero somos gente, y la gente tiene corazón. Nada ocurre sin que tenga una consecuencia, todo está encadenado: el hambre, la guerra y la muerte; el ayer, el hoy y el mañana. Cada una de nosotras somos parte también de la solución y del camino. La Justicia, la Paz y la Fraternidad; los Derechos Humanos Universales.
Por eso salgamos unidas por un mismo impulso, el impulso de la supervivencia global.
Seamos una más entre todas: Marcha Mundial por el Clima.
Imagen: la imagen me llega por redes sin mencionar el autor: a ese autor anónimo le ruego permita que difunda la súplica de ese niño.
domingo, 29 de noviembre de 2015
sábado, 28 de noviembre de 2015
Que Manuela Carmena no sea feliz dice mucho a su favor.
Se ha comentado mucho las declaraciones de Manuela Carmena a Maruja Torres en las que manifestaba no sentirse feliz, y se le ha criticado por ello. Sin embargo, en mi opinión, esas declaraciones dicen mucho a su favor.
Es evidente que el ejercicio de la política supone internarse en un terreno pantanoso, donde la corrupción y el engaño son elementos habituales. Es normal que las personas que acometen el ejercicio político habiendo asimilado o habiendo sido asimiladas por estos contravalores se sientan cómodas, como peces en el agua ( aunque el agua sea fango), y deseen perpetuar su estancia en esos parajes. Por eso tampoco debe sorprender que personas que aceptan el ejercicio de la política como un servicio transitorio al Bien Común se sientan incómodas e incluso infelices. Debemos sentirnos esperanzados al saber que algunas personas no son felices en política y están deseando terminar su tarea, tarea que aceptan por un compromiso social.
Ojalá cada vez haya más hombres y mujeres políticos infelices.
domingo, 22 de noviembre de 2015
¿Por qué las declaraciones sobre empatía por parte de Manuela Carmena producen tantas reacciones?
"La guerra es el mayor atentado a los derechos humanos y lo que impide el desarrollo social, económico y personal. Tenemos que hacer un esfuerzo para quitar de nuestros conceptos y de la imaginería el concepto de guerra". "Para evitar este terrorismo y cualquiera es fundamental trabajar muchísimo en lo que siempre se debe trabajar, para la paz, y es en el diálogo y en buscar alternativas para hacer posible que haya una empatía, para intentar ver en el otro a un ser humano, y hacer lo imposible para lo que lo llamo la educación para la paz"_ son las declaraciones de Manuela Carmena a raíz de los atentados del 13 N en París que tantas críticas han provocado en ciertos sectores de la prensa y la política de nuestro país: no es de extrañar, empatía es el concepto más antagónico a la concepción del mundo del neoliberalismo.
Pero aquí y ahora, como en otros muchos momentos y lugares de la historia humana, solo la empatía nos da las claves y las soluciones para la construcción de una sociedad civilizada.
"Hace unos meses me encontré con Mahuku, el joven cocinero de la misión. Era casi un niño cuando empezó a trabajar con nosotras y me alegré de verlo a la puerta de la misión. Cuando le llamé se volvió hacia mí, al principio creí ver una expresión de alegría en su cara, pero luego bajo la cabeza como si se avergonzara.
_ Mahuku ¿cómo estás? Pero ¿qué te ocurre?
El se obstinaba en bajar la cabeza sin poder disimular el llanto.
Después del horror del genocidio, Ruanda intentaba recomponer su alma rota, y muchos eran los que confesaban sus crímenes esperando el perdón de sus víctimas. El pueblo se aferraba al ritual de purificación, a la catarsis nacional, para intentar liberarse del peso abominable de las atrocidades cometidas. Yo escuché la confesión de Mahuku. A veces me resultaba insoportable, lloraba con él, lloraba por Clara y Uimana, sentía toda la repulsión que puedas imaginar por el animal salvaje que estaba junto a mí, y al mismo tiempo una profunda compasión por el ser humano que luchaba por resurgir desde el fondo de aquellos ojos inyectados de sangre...
... A veces deseaba parar, pero el jefe siempre les ordenaba seguir, matar, golpear, violar. De pie sobre la capota del jeep con sus botas negras embarradas, les gritaba que eran los dueños, los amos, los nuevos dioses. Era mentira, él ahora no era ya ni un hombre. Al principio lo creyó, la primera vez que violó a una muchacha, casi una niña. Sentía todo su vigor cuando la desgarró, el placer le llegó hasta la garganta y le hizo gritar, quería seguir cuando empuñó el machete y le cortó el cuello. Tenía sed, y tuvo que emborracharse hasta perder el conocimiento. Su capitán los empujaba sin descanso, quizás a él se lo ordenaban todos los malos espíritus del bosque que se habían enfurecido contra los vivos. Se apartó del grupo y dejó que la cerveza agria le llenara la boca, resbalara por su barbilla y le abrasara el estómago. Pero siguió teniendo sed, hasta que cayó borracho sobre el fango..."
Mi hermosa Ruanda, Dolores Vendrell, página 213, Editorial Universo
Pero aquí y ahora, como en otros muchos momentos y lugares de la historia humana, solo la empatía nos da las claves y las soluciones para la construcción de una sociedad civilizada.
"Hace unos meses me encontré con Mahuku, el joven cocinero de la misión. Era casi un niño cuando empezó a trabajar con nosotras y me alegré de verlo a la puerta de la misión. Cuando le llamé se volvió hacia mí, al principio creí ver una expresión de alegría en su cara, pero luego bajo la cabeza como si se avergonzara.
_ Mahuku ¿cómo estás? Pero ¿qué te ocurre?
El se obstinaba en bajar la cabeza sin poder disimular el llanto.
Después del horror del genocidio, Ruanda intentaba recomponer su alma rota, y muchos eran los que confesaban sus crímenes esperando el perdón de sus víctimas. El pueblo se aferraba al ritual de purificación, a la catarsis nacional, para intentar liberarse del peso abominable de las atrocidades cometidas. Yo escuché la confesión de Mahuku. A veces me resultaba insoportable, lloraba con él, lloraba por Clara y Uimana, sentía toda la repulsión que puedas imaginar por el animal salvaje que estaba junto a mí, y al mismo tiempo una profunda compasión por el ser humano que luchaba por resurgir desde el fondo de aquellos ojos inyectados de sangre...
... A veces deseaba parar, pero el jefe siempre les ordenaba seguir, matar, golpear, violar. De pie sobre la capota del jeep con sus botas negras embarradas, les gritaba que eran los dueños, los amos, los nuevos dioses. Era mentira, él ahora no era ya ni un hombre. Al principio lo creyó, la primera vez que violó a una muchacha, casi una niña. Sentía todo su vigor cuando la desgarró, el placer le llegó hasta la garganta y le hizo gritar, quería seguir cuando empuñó el machete y le cortó el cuello. Tenía sed, y tuvo que emborracharse hasta perder el conocimiento. Su capitán los empujaba sin descanso, quizás a él se lo ordenaban todos los malos espíritus del bosque que se habían enfurecido contra los vivos. Se apartó del grupo y dejó que la cerveza agria le llenara la boca, resbalara por su barbilla y le abrasara el estómago. Pero siguió teniendo sed, hasta que cayó borracho sobre el fango..."
Mi hermosa Ruanda, Dolores Vendrell, página 213, Editorial Universo
Disponible en Librería Traficantes de sueños
C/ Duque de Alba 13, Madrid
Metro Tirso de Molina
Librería Vizcaya
C/ Vizcaya nº 4
Alcorcón
jueves, 19 de noviembre de 2015
Radicales: tenemos que anclarnos en nuestra raíz.
No es la hora de la guerra, ni es la hora de rendirse: es la hora de la razón y la voluntad férrea por la justicia y la paz.
Por encima de toda diferencia, somos humanos; esa es la patria común, la casa de todas las personas: contra el fanatismo y el integrismo.
El tesón de cada una por seguir, cada una en su parcela, la suma de todos los pequeños pasos por la justicia y la paz, esa es la esperanza.
Cuanta más oscuridad haya en el túnel, más coraje y tenacidad tenemos que tener para caminar hacia la salida. Y en este camino es preciso afianzarnos en una profunda motivación, en una raíz anclada en el núcleo de nuestro ser que nos haga resistir y mantenernos firmes ocurra lo que ocurra a nuestro alrededor. En la era de la superficialidad y la inmediatez, hay que insistir en la necesidad de esta radicalidad ( de raíz) y en la necesidad de un cultivo lento y duradero, desde la infancia. La educación es la pieza fundamental, la educación en valores y en una nueva "espiritualidad", que no es un concepto ligado a "religión" sino a humanidad. Y en esta educación, todas somos responsables, comenzando por una revisión de nuestra propia raíz.
Por encima de toda diferencia, somos humanos; esa es la patria común, la casa de todas las personas: contra el fanatismo y el integrismo.
El tesón de cada una por seguir, cada una en su parcela, la suma de todos los pequeños pasos por la justicia y la paz, esa es la esperanza.
Cuanta más oscuridad haya en el túnel, más coraje y tenacidad tenemos que tener para caminar hacia la salida. Y en este camino es preciso afianzarnos en una profunda motivación, en una raíz anclada en el núcleo de nuestro ser que nos haga resistir y mantenernos firmes ocurra lo que ocurra a nuestro alrededor. En la era de la superficialidad y la inmediatez, hay que insistir en la necesidad de esta radicalidad ( de raíz) y en la necesidad de un cultivo lento y duradero, desde la infancia. La educación es la pieza fundamental, la educación en valores y en una nueva "espiritualidad", que no es un concepto ligado a "religión" sino a humanidad. Y en esta educación, todas somos responsables, comenzando por una revisión de nuestra propia raíz.
martes, 17 de noviembre de 2015
Los refugiados ¿desde cuándo, hasta cuándo?
Mi hermosa Ruanda
"...Los altavoces nos invitan a dirigirnos a la puerta de embarque. Una vez más. No es la primera vez, hemos viajado a Ruanda en varias ocasiones, formando parte de equipos de Médicos del Mundo. A Ruanda, o a Angola, o al Congo. Estallan guerras, y revueltas, y el pueblo vaga de nuevo descalzo por los caminos con un hatillo sobre la cabeza. De un campamento de refugiados a otro. Pasamos algunas temporadas intentando aliviar sus sufrimientos. Pero siempre dando un rodeo por Kyumba, para aspirar el olor de las lilas junto a los restos de Clara y Uimana, y para charlar con África, que es ya toda una mujer ruandesa..."
(Mi hermosa Ruanda, Editorial Universo, página 213)
Disponible en la librería Traficantes de sueños
C/ Duque de Alba, 13
28012 Madrid
Tf. 915320928
Metro Tirso de Molina
http://www.traficantes.net/
domingo, 15 de noviembre de 2015
Estamos en guerra, hagamos la paz.
Hemos oído estos días declaración de guerra. Estamos en guerra.La guerra se presenta como el medio para salvaguardar la civilización. Pero la guerra es la antítesis de la civilización.La guerra, cualquier guerra, es la mayor expresión de la barbarie.
Ante lo ocurrido en París la noche del viernes 13, entiendo las reacciones de miedo, desconfianza, ira y venganza, pero creo que estos sentimientos pueden provocar la verdadera derrota: la noche de la razón y la civilización y el imperio de la guerra. Entiendo que usemos todos los medios para defender y proteger a los ciudadanos ( a todos los ciudadanos) pero no podemos dejarnos derrotar, desgarrar, crear muros de ira e intolerancia, de integrismo de uno u otro color.
Si quieres la paz, prepara la guerra, defienden los belicistas. Pero se olvidan que la paz es el camino, el único camino para la civilización humana.
No es la hora para declarar la guerra, es la hora para trabajar por la paz. Todas las personas somos responsables, nadie puede quedar indiferente: todos somos vulnerables, vulnerables de ser atacados por los lobos salvajes, vulnerables de convertirnos en lobos sanguinarios.
Construir, reconstruir la paz en un mundo herido, es la responsabilidad de todos los líderes mundiales, los líderes de todas las religiones, los líderes políticos o culturales, todas las personas capaces de conducir a otras, de modo muy especial los profesionales de la educación, los padres y madres, todas las personas anónimas. Construir la paz significa trabajar por la justicia y la igualdad, por la libertad y solidaridad entre todas las personas, el respeto a los Derechos Humanos Universales, el respeto a la diversidad cultural y religiosa, el profundo respeto a la dignidad de todas las personas.
Las guerras, lo sabemos, son semillas de guerras. La justicia, la libertad, la fraternidad, son las únicas semillas de la paz.
sábado, 14 de noviembre de 2015
Ya están dentro. Y no me refiero a "los extranjeros"
Lo ocurrido estas últimas horas horas en París no puede dejar de conmocionarnos.
Me horroriza lo ocurrido, esas personas sorprendidas por sus verdugos sin saber por qué se les arrebataba la vida, muchos de ellos jóvenes, disfrutando del comienzo del fin de semana.
Me horroriza imaginar la mirada de los asesinos, y sus sentimientos. Un pozo negro y pervertido.
Me horroriza pensar en el veneno que los pervirtió, seguro que son también jóvenes, que han cambiado el gozo de vivir por la ira, viernes de ira.
Y el grito de Dios es grande, me espanta como la mayor y perversa blasfemia (como me espantan otros gritos que enaltecen a un pueblo, una bandera o un rey por quien morir o matar).
La intolerancia, el fanatismo, la ira, la crueldad, el lobo que despierta en la noche más oscura: lo más temible. Es ese lobo dormido lo que más me espanta, porque pienso que duerme en lo profundo de todas nosotras y despierta en las noches de la civilización.
Podemos cerrar las fronteras, construir muros: olvidamos que ya están dentro, y no me refiero a los "extranjeros", me refiero a los lobos que están dentro de cada una de nosotras. No hemos sabido defendernos de estos lobos, y no hay muro que los detenga.
Me horroriza lo ocurrido, esas personas sorprendidas por sus verdugos sin saber por qué se les arrebataba la vida, muchos de ellos jóvenes, disfrutando del comienzo del fin de semana.
Me horroriza imaginar la mirada de los asesinos, y sus sentimientos. Un pozo negro y pervertido.
Me horroriza pensar en el veneno que los pervirtió, seguro que son también jóvenes, que han cambiado el gozo de vivir por la ira, viernes de ira.
Y el grito de Dios es grande, me espanta como la mayor y perversa blasfemia (como me espantan otros gritos que enaltecen a un pueblo, una bandera o un rey por quien morir o matar).
La intolerancia, el fanatismo, la ira, la crueldad, el lobo que despierta en la noche más oscura: lo más temible. Es ese lobo dormido lo que más me espanta, porque pienso que duerme en lo profundo de todas nosotras y despierta en las noches de la civilización.
Podemos cerrar las fronteras, construir muros: olvidamos que ya están dentro, y no me refiero a los "extranjeros", me refiero a los lobos que están dentro de cada una de nosotras. No hemos sabido defendernos de estos lobos, y no hay muro que los detenga.
jueves, 12 de noviembre de 2015
Reservas humanas, ¿hasta cuándo?
Qué ocurrirá si, como predicen los científicos, vastas zonas del planeta se tornan inhabitables por efecto del cambio climático, ya sea debido a las inundaciones o a la desertización y oleadas de poblaciones se ven forzadas a desplazarse en su afán de sobrevivir? ¿Podrá convertirse la mitad del planeta en un campo de refugiados?
(La opción positiva, Editorial Absalón, 2011 página 154)
Hace treinta años que hombres, mujeres y niños saharauis viven en campos de refugiados, muchos han nacido allí y no han conocido su patria. Hace unos días supimos de la situación en que vivían a causa de las fuertes lluvias: muchos habían perdido sus hogares y sus alimentos.
Y ahora, se levantan nuevos campamentos para refugiados sirios, afganos... ¿Nuevas reservas humanas? ¿Hasta cuándo, desde cuándo? ¿Es esta la solución?
Personas sin patria, pueblos errantes, o hacinados en reservas.
Y detrás, las guerras, el cambio climático, el rumbo errático de los actuales modelos económicos, sociales y políticos.
Imagen: grullaseneldesierto.blogspot
martes, 10 de noviembre de 2015
Mi hermosa Ruanda, una historia de amor.
En la semana del amor, que prepara el Congreso del Amor con Mayúscula en Teruel el 13, 14 y 15 de este mes en Teruel.
(Del cuaderno de Uimana, traducido del kinyaruanda y del francés por Inés)
Mis brazos y mi espalda son fuertes. Tengo las manos encallecidas, y el corazón. Sólo entre los brazos de Jorge puedo ser suave y tierna como un niño. Cada noche, rebusco en mis recuerdos la imagen de mi madre: su expresión altiva, su frente marcada con el hierro al rojo vivo y el hueco de su ojo izquierdo que tanto miedo me daba cuando era niña; y el calor de su mano cuando me acariciaba y me decía que no tuviese miedo, que ella me vigilaba con su único ojo sano y los espíritus de los muertos velaban mi sueño. Estrecho de nuevo el amuleto y murmuro el nombre de mi madre antes de levantarme para encender el fuego y colocar sobre el fogón el agua para preparar mi cena. Tomo un puñado de harina de sorgo y la voy mezclando lentamente con el agua. Está anocheciendo.
Después de cenar me asomo al platanar. Todas las hogueras se han apagado y sobre la oscuridad de las chozas sólo se oye el paso del viento entre las hojas de los plátanos y las espigas de sorgo. Yo no tengo miedo de la noche. Sé oír las voces de la tierra. Mis ojos recorren el camino y la ladera suave de la colina, hasta la explanada donde una luz señala la presencia de los hombres blancos y sus casas de ladrillo. El recuerdo de las largas charlas con Jorge y con Clara bajo las estrellas me llena de nostalgia y vuelvo a entrar en mi choza para acurrucarme sobre la estera. No siento la dureza del suelo y de nuevo la añoranza de la ternura de Jorge me hace encogerme como un niño pequeño, o como antes, cuando descansaba en el vientre de mi madre donde no existían las fronteras y todo era un cálido abrazo. Como hundirse en el mar, así es el recuerdo del cuerpo de Jorge y su abrazo; “Uimana, Uimana”, me susurraba, y ahora creo oírselo a las olas, primero aspirando todo el aire del mundo, después dejándolo escapar despacio hasta pronunciar un nombre único. Porque así me veía reflejada en la mirada de Jorge: única, y al mismo tiempo como si contuviese toda mi tierra. Mi hermosa Ruanda. Alargo la mano sin abrir los ojos y acaricio de nuevo la imagen del mar. Por un momento mi corazón se encoge de nostalgia. ¿Por qué no? Yo podría volar un día sobre las colinas hacia el mar, hacia Jorge. Meneo la cabeza, es sólo un sueño.
(Mi hermosa Ruanda, pag.28, Editorial Universo)
Disponible en la librería Traficantes de sueños
(Del cuaderno de Uimana, traducido del kinyaruanda y del francés por Inés)
Mis brazos y mi espalda son fuertes. Tengo las manos encallecidas, y el corazón. Sólo entre los brazos de Jorge puedo ser suave y tierna como un niño. Cada noche, rebusco en mis recuerdos la imagen de mi madre: su expresión altiva, su frente marcada con el hierro al rojo vivo y el hueco de su ojo izquierdo que tanto miedo me daba cuando era niña; y el calor de su mano cuando me acariciaba y me decía que no tuviese miedo, que ella me vigilaba con su único ojo sano y los espíritus de los muertos velaban mi sueño. Estrecho de nuevo el amuleto y murmuro el nombre de mi madre antes de levantarme para encender el fuego y colocar sobre el fogón el agua para preparar mi cena. Tomo un puñado de harina de sorgo y la voy mezclando lentamente con el agua. Está anocheciendo.
Después de cenar me asomo al platanar. Todas las hogueras se han apagado y sobre la oscuridad de las chozas sólo se oye el paso del viento entre las hojas de los plátanos y las espigas de sorgo. Yo no tengo miedo de la noche. Sé oír las voces de la tierra. Mis ojos recorren el camino y la ladera suave de la colina, hasta la explanada donde una luz señala la presencia de los hombres blancos y sus casas de ladrillo. El recuerdo de las largas charlas con Jorge y con Clara bajo las estrellas me llena de nostalgia y vuelvo a entrar en mi choza para acurrucarme sobre la estera. No siento la dureza del suelo y de nuevo la añoranza de la ternura de Jorge me hace encogerme como un niño pequeño, o como antes, cuando descansaba en el vientre de mi madre donde no existían las fronteras y todo era un cálido abrazo. Como hundirse en el mar, así es el recuerdo del cuerpo de Jorge y su abrazo; “Uimana, Uimana”, me susurraba, y ahora creo oírselo a las olas, primero aspirando todo el aire del mundo, después dejándolo escapar despacio hasta pronunciar un nombre único. Porque así me veía reflejada en la mirada de Jorge: única, y al mismo tiempo como si contuviese toda mi tierra. Mi hermosa Ruanda. Alargo la mano sin abrir los ojos y acaricio de nuevo la imagen del mar. Por un momento mi corazón se encoge de nostalgia. ¿Por qué no? Yo podría volar un día sobre las colinas hacia el mar, hacia Jorge. Meneo la cabeza, es sólo un sueño.
(Mi hermosa Ruanda, pag.28, Editorial Universo)
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28012 Madrid
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Metro Tirso de Molina
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sábado, 7 de noviembre de 2015
Mindfulness
Escucho un debate sobre mindfulness con Mónica Esgueva Y Javier García-Campayo.
Me interesa, pero al mismo tiempo me provoca ciertos reparos.
En primer lugar, por el cambio de nombre y la sustitución de la palabra "meditación" por el término inglés, con la intención de desvincularlo de cualquier connotación religiosa en su adaptación a la mentalidad occidental. Pienso en la importancia de las palabras, y que a veces una mala traducción es una traición a la esencia del concepto, un concepto y una práctica milenaria en Oriente, en la filosofía ligada al yoga y a religiones como el budismo y el hiduismo.
En segundo lugar, me preocupa el interés en subrayar sus beneficios a nivel de salud física y mental, y a nivel de mejora en el rendimiento en el trabajo; incluso se llega a establecer una comparación con el beneficio del gimnasio, cuando estos beneficios son bienes colaterales pero nunca deberían contemplarse como objetivos.
En mi opinión, este enfoque desvirtúa la esencia de la meditación, y difícilmente el que práctica la meditación desde esta perspectiva llegará a saborear lo que la meditación es.
La meditación es un encuentro en silencio y quietud con lo que realmente somos y con el Ser, en el fondo un encuentro con todo, y esto no es un medio sino el mismo fin. Imaginemos la relación sexual entre dos amantes: es un fin en sí, el encuentro profundo y total entre dos personas; cierto que tiene beneficios colaterales y que mejora la salud física y mental y repercute en nuestro estado de ánimo y mejora nuestro rendimiento, pero no son estos beneficios colaterales lo que se plantea al establecer la relación sino el encontrarse con el ser amado.
Pienso que hay que estar vigilantes para que el pragmatismo occidental no apague la espiritualidad oriental que es la esencia de la meditación.
Imagen: buenaforma.org
viernes, 6 de noviembre de 2015
Llegamos a Kigali el 29 de abril
Mi hermosa Ruanda
"...Clara acarició sus manos. Se quedaron mirando los insectos
que revoloteaban sobre las flores. Todo parecía nuevo, recién estrenado.
Su cuerpo se iba relajando y de nuevo sus ojos sonrieron.
—Uimana —susurró.
Se había escapado de nuevo. Clara sabía dónde estaba. Con Uimana,
viendo pasar el tiempo a través de los visillos en Ruanda.
—Busca a Uimana, Clara.
Nos habíamos levantado para macharnos cuando Jorge se lo
suplicó. Parecía que por un momento había recuperado la lucidez
y que hacía acopio de todas sus fuerzas para pedírselo. Clara
se volvió y le estrechó de nuevo la mano.
—Lo haré, Jorge. Buscaré a Uimana.
Le sonrió y de nuevo recuperó su expresión serena y ausente.
Clara había decidido volver a Ruanda con Alberto y conmigo;
comenzaba la primavera de 1994.
Llegamos a Kigali el 29 de abril,,,".
(Mi hermosa Ruanda, página 20, Editorial Universo)
Disponible en la librería Traficantes de sueños
"...Clara acarició sus manos. Se quedaron mirando los insectos
que revoloteaban sobre las flores. Todo parecía nuevo, recién estrenado.
Su cuerpo se iba relajando y de nuevo sus ojos sonrieron.
—Uimana —susurró.
Se había escapado de nuevo. Clara sabía dónde estaba. Con Uimana,
viendo pasar el tiempo a través de los visillos en Ruanda.
—Busca a Uimana, Clara.
Nos habíamos levantado para macharnos cuando Jorge se lo
suplicó. Parecía que por un momento había recuperado la lucidez
y que hacía acopio de todas sus fuerzas para pedírselo. Clara
se volvió y le estrechó de nuevo la mano.
—Lo haré, Jorge. Buscaré a Uimana.
Le sonrió y de nuevo recuperó su expresión serena y ausente.
Clara había decidido volver a Ruanda con Alberto y conmigo;
comenzaba la primavera de 1994.
Llegamos a Kigali el 29 de abril,,,".
(Mi hermosa Ruanda, página 20, Editorial Universo)
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jueves, 5 de noviembre de 2015
Perversión.
Asistimos asqueadas a los escándalos del Vaticano que han saltado a la opinión pública estos días: perversión, abusos repugnantes de menores, ansia de riqueza y poder, mentiras, conspiraciones. Y frente a todo ello, la figura de un hombre: el Papa Francisco. Como Jesús de Nazaret, que se enfrentó a la misma maldad y pagó con su vida. Por eso sigo creyendo en esa Bondad que es más fuerte que toda la Perversión que pueda asediarla. Releo y copio una página que escribí hace años.
"El enigma de la
crueldad humana
¿Cómo explicar la
crueldad, el mal provocado por el mismo hombre, muchas veces incluso gratuito?
No podemos obviarlo, ha existido y existe, y a veces es de una atrocidad
insoportable. ¿Cómo obviar el sufrimiento de pueblos enteros masacrados por
guerras injustificables; el martirio de niños sometidos a torturas, abusos
sexuales, incluso a la muerte para el placer de pervertidos y enriquecimiento
de poderosas organizaciones? ¿Y el envenenamiento de muchachos convertidos en
piltrafa para regocijo de narcotraficantes? ¿Y el dolor de niños, mujeres, y a veces
hombres, y ancianos, maltratados en sus propios hogares? ¿Cómo obviarlo, como
explicarlo?
miércoles, 4 de noviembre de 2015
El trayecto de la vida.
Esta mañana, como otros días, he viajado en metro. Y como tantos otros días, el túnel se ha llenado de amabilidad. De nuevo se han levantado para cederme su asiento, una, dos, tres veces...en los diferentes trasbordos que he hecho. La mayoría mujeres jóvenes.
¿Será por mi cabello blanco? Y no puedo dejar de sonreír en todo el trayecto, por los años vividos, por tantos encuentros amables en mi camino, como los de hoy en el metro de Madrid.
En todo el trayecto de la vida, personas que ayudan a personas, con pequeños gestos o con acciones heroicas. Y sigo creyendo en las personas.
¿Será por mi cabello blanco? Y no puedo dejar de sonreír en todo el trayecto, por los años vividos, por tantos encuentros amables en mi camino, como los de hoy en el metro de Madrid.
En todo el trayecto de la vida, personas que ayudan a personas, con pequeños gestos o con acciones heroicas. Y sigo creyendo en las personas.
martes, 3 de noviembre de 2015
Escándalo en el Vaticano: ¿Por qué sigo en esta Iglesia?
"Un nuevo escándalo estalló este lunes en el Vaticano con la detención del cura español Lucio Angel Vallejo Balda, acusado de divulgar documentos confidenciales, un caso que recuerda las filtraciones que debilitaron el pontificado de Benedicto XVI..."
No voy a analizar la noticia, ampliamente divulgada, y que se puede leer en el siguiente enlace o en otros innumerables aparecidos en toda la prensa.
http://www.lanueva.com/el-mundo/838579/escandalo-en-el-vaticano-por-la-filtracion-de-documentos.html
Quiero simplemente aprovechar la oportunidad de explicarme a mi misma en voz alta por qué sigo en esta Iglesia. Sigo en esta Iglesia, a pesar de esta Iglesia, porque nací cristiana, y en esta Iglesia conocí el mensaje de Jesús. Porque ser una buena cristiana me ayuda a ser una buena persona, o quizás intentando ser una buena persona consigo entender mejor la buena noticia del mensaje cristiano. Si hubiese nacido budista, o musulmana, o judía, hubiera intentado ser una buena musulmana, o budista o judía. Porque pienso que existe la Bondad, la Sabiduría, la Felicidad, con mayúscula, que todas las personas buscamos, y que las religiones, también la cristiana, son el intento humano de dar una respuesta a esta búsqueda. Y las Iglesias, también la Católica, son una creación de las personas y de su instinto social, pero por encima de todas las Iglesias y Religiones existe la Humanidad.
Hace tiempo que dejé de escandalizarme, porque aprendí a distinguir lo humano de la búsqueda de lo que nos trasciende y abraza a todas las personas; hace tiempo que considerarme cristiana no me supuso ninguna barrera que me separase de personas de otras creencias, o sin ellas. Las religiones, las inventamos para ayudarnos a caminar por el desierto. Pero en las religiones, a pesar de todas sus impurezas, anida la Bondad, la Sabiduría y la Felicidad que anida en cada una de nosotras. Yo lo encontré en el mensaje de Jesús de Nazaret.
No es mi intención escandalizar, o ridiculizar, o hacer que los creyentes vacilen: al contrario. Desearía que mi opinión contribuyera a la serenidad interior de todas las personas, sean cuales sean sus creencias, y a la paz entre todas las personas de buena voluntad.
No es mi intención escandalizar, o ridiculizar, o hacer que los creyentes vacilen: al contrario. Desearía que mi opinión contribuyera a la serenidad interior de todas las personas, sean cuales sean sus creencias, y a la paz entre todas las personas de buena voluntad.
La motivación, el motor que nos impulsa, la raíz que colorea nuestras acciones.
La motivación que nos mueve marca la diferencia.
Sería un error no reconocer la complejidad de las personas, debida a su misma naturaleza, a su genética y a sus circunstancias sociales. No me canso de repetir lo evidente: nadie es un ser puro, un bloque de granito o de mármol. Somos complejas, y nuestras acciones siguen a nuestro ser. Pero podemos optar, cultivar y desarrollar una u otra faceta, y contribuir a cultivar y desarrollar una u otra faceta en nuestro entorno, siempre empezando por una misma.
La motivación colorea nuestras acciones: la raíz que las alimenta las hace amargas, venenosas o sabrosas y saludables. A la larga, o incluso a corto plazo, esta diferencia se manifiesta. Y esto ocurre en todos los planos: en el plano personal, en las relaciones familiares, o de amistad; en el plano social, económico, político. Se trata de círculos concéntricos, y en el centro la motivación que mueve a cada individuo.
Hay una motivación positiva, que puede sonar manida, por su continuo uso y sus muchas y diferentes acepciones, algo más fuerte que la muerte, algo que nos acompaña desde que nacemos y continúa después de que morimos: el Amor. Y nuestras vidas no son más que un breve instante en el que amamos, o pasamos sin vivir.
Imagen:freepik.es
Imagen:freepik.es
domingo, 1 de noviembre de 2015
Por encima de todo, una buena persona.
Por encima de todo, una buena persona.
Si no crees en dioses ni en religiones, sé una buena persona.
Si eres musulmán, sé un buen musulmán. Pero por encima de todo, una buena persona.
Un buen cristiano, si eres cristiano, si judío, sé un buen judío, un buen budista, un buen hinduista, pero por encima de todo, una buena persona.
Hoy se celebra el días de todos los santos: el día de todas las buenas personas, las que aman a las otras personas por encima de la riqueza, los que comparten y sienten el dolor de los otros como propio, los que no esconden envidias, rencores, soberbias en sus corazones, los que buscan y construyen la paz, los que luchan por la justicia, muchas veces a costa de sus propios intereses. Es el día de la felicidad, la auténtica, la que está en el cielo del corazón de todas las buenas personas.
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Durante días, en mi habitación tecleando en mi ordenador, he ido construyendo una historia, rebuscando en recuerdos, pensamientos, sens...
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Aparco por un momento los recuerdos de mi etapa en las aulas, para compartir algunas de las ideas que me rondan estos días. Es la hora ...